jueves, 12 de abril de 2012

Llama luz


Llámate llama-luz, porque eso es lo que sois mis queridos hermanos de la Tierra, cuando bajáis por primera vez a la Tierra sois como una bombilla de mil watios, por poner un ejemplo, pero al entrar en vuestro cuerpo denso la luz deja de alumbrar, pero eso no quiere decir que no la tengáis dentro de vosotros, poco a poco iréis aprendiendo a sacar ese potencial divino que todos y cada uno de vosotros lleváis dentro. Posiblemente a unos les costará más que a otros, eso dependerá de lo recto que lleve el camino y sobre todo de vuestras buenas obras, las cuales harán que la luz que tenéis dentro se vaya filtrando por vuestro cuerpo y resplandeciendo en vuestro semblante, de ahí viene el dicho que soléis decir de que la cara es el espejo del alma.


Cuando consigáis a través de las reencarnaciones filtrar la luz que lleváis dentro a través de vuestra materia entonces, será cuando vuestro cuerpo de carne se convertirá en un cuerpo de luz, lo cual quiere decir que volveréis a ser la bombilla de mil watios que fuisteis al principio de bajar a la Tierra, con la diferencia que a través de vuestras reencarnaciones os habréis ganado el diploma de Maestros Ascendidos. ¡Aleluya! porque seréis uno con el Padre.

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