Es verdad que estáis siendo sometidos al
reconocimiento de vuestro espíritu, a través del fuego purificador, que es el
que transmuta y disuelve toda clase de discordia o negatividad que vosotros os
habéis ido creando.
Cada vez que cometéis un error y sois
conscientes de ello, en el momento que pedís perdón, si lo hacéis de corazón,
el Padre os perdona, y es entonces cuando el fuego purificador se encarga de
transmutarlo y disolverlo para que no se
quede grabado en vuestra conciencia.
El fuego purificador es el perdón de Dios en
acción y el sufrimiento es la iluminación de vuestro reconocimiento espiritual
que con el tiempo os habéis ido olvidando de quien verdaderamente sois.
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