jueves, 31 de mayo de 2012

Las buenas obras siempre son recompensadas

Es de buen samaritano aquel que ayuda a otra persona a levantarse por la caída que por cualquier circunstancia de la vida haya tendido. La persona que así lo haga, debe de saber que al ayudar a otra persona también se está ayudando así mismo, porque las buenas obras siempre son recompensadas, pues la gratitud que siente la persona a la que has ayudado, se convierte en paz interior para ti y después también está la justicia divina que siempre se manifiesta dándote más de lo que tú des.

La alegría hace desaparecer la tristeza de los malos momentos que tengáis en la vida terrenal. La alegría y el buen humor son dos buenos compañeros de viaje que harán que vuestro camino sea más agradable, pero también son respetuosos con el dolor manteniéndose al margen hasta que necesitáis de sus servicios.

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