Al pasar por la vida os vais solidarizando
con vuestros semejantes, y poco a poco os vais dando cuenta de que todos sois
iguales y de que todos estáis aquí en la Tierra con el mismo fin, pues todos y
cada uno de vosotros sois igual de importantes para el Padre, desde el rey
hasta el mendigo, ya que cada uno ha escogido su papel y aunque para vosotros
son muy importantes los títulos, para el Padre eso carece de importancia porque
os medirá con el mismo rasero, eso sí, el que haya cometido algún error, tendrá
que repararlo, no os quepa la menor duda.
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